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Punto de vista de Sheila

Estaba tan inquieta. Mis piernas no dejaban de moverse de un lado a otro por el suelo de mi habitación. No podía quedarme quieta. Demonios, ni siquiera podía dormir. Los fuertes gruñidos y aullidos penetraban a través de la pared de mi cámara. Con cada aullido doloroso, sen...

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