Lila Moonstone

Renacida con sed de venganza, la que una vez fue una heredera inútil regresó. Decidida a recuperar su dignidad, aplastó a quienes la habían agraviado y avanzó en su carrera de manera espectacular. Ahora, los pretendientes se agolpaban a su alrededor, incluyendo a un exmarido que había conspirado con su mejor amiga para arruinar su vida anterior.

¿Había olvidado él cómo la estranguló, la obligó a firmar los papeles del divorcio y la convirtió en el hazmerreír de la ciudad? Ahora, él buscaba la reconciliación, pero solo ella decidiría si él era digno...

Como entusiasta de las telenovelas, comprendí el poder de un primer amor. Era como la luna en el cielo—cuanto más inalcanzable, más se deseaba.

Las normas de la sociedad los mantenían separados, con una familia prestigiosa evitando la deshonra, aunque no estuvieran relacionados por sangre.

—¡Ella es solo mi hermana, no lo pienses demasiado!— siempre decía él cuando me enfrentaba a mis preguntas, dejándome sin palabras.

Casada con él durante cuatro años, anhelaba un hijo, pero él nunca venía a mí. No podía seguir así; era hora de tomar la iniciativa y reclamar mi lugar. Primer amor, ¡hazte a un lado!

Desde el momento en que lo conoció a los diez años, se esforzó por mejorar, luchando por ganarse su reconocimiento. Sin embargo, después de doce largos años, su devoción no era más que una lamentable locura. Él ya no era el hombre que había prometido protegerla de por vida.

Después de tres años en prisión por su culpa, salió con un ardiente deseo de venganza. Ya no era la mujer que lo amaba ciegamente; desmanteló la fachada de su rival hipócrita, pisoteó a quienes la habían perjudicado y estaba lista para su acto final de retribución. Pero justo cuando estaba a punto de atacar, el hombre que una vez le causó tanto dolor comenzó a mostrarle una inesperada gentileza y ternura...

El día antes de caminar hacia el altar, descubrió a su prometido engañándola en la habitación de bodas. Humillada y despreciada, tomó una decisión impulsiva: casarse con la única persona que la había ayudado a atrapar al infiel—un hombre que había conocido solo una vez. Sin embargo, nunca esperó que su nuevo esposo exigiera que cumplieran con sus deberes maritales.

Mientras sus besos profundos y fervientes recorrían su piel en ese momento de pasión, escuchó su voz baja y magnética resonar:

—Sé buena, pronto terminará.

Hace tres años, un accidente de coche lo dejó en coma, y su primer amor se fue sin dudarlo para continuar sus estudios. Emily Brown, cargada con el cuidado de su madre enferma, fue obligada a un matrimonio de conveniencia por su abuela. Al despertar, una noche apasionada llevó al embarazo de Emily. Extrañamente, él comenzó a experimentar sus náuseas matutinas y las demandas físicas del embarazo junto a ella.

Su sufrimiento compartido no ablandó su corazón; en cambio, buscó el divorcio cuando su primer amor regresó. Sin dejarse vencer por estos desafíos, Emily persiguió su sueño de ser pintora mientras llevaba a su hijo. Sin que ella lo supiera, el testamento de su abuela tenía un giro inesperado: todos los bienes destinados para él serían transferidos a Emily y a su hijo por nacer...