Jade: Amor, poder y guerra

Descargar <Jade: Amor, poder y guerra > ¡gratis!

DESCARGAR

Capítulo 4 Primera parte | Capítulo 4: ¿Esperanza?

Jade Di Costa.

Regreso a mis aposentos tratando de mantener la calma durante el camino.

Lo cual es difícil, gracias a la Diosa tuve la precaución de enviar a Ashira con su familia por un tiempo, sé que ella es una de mis damas y que se supone su lealtad se debe a mí, pero no es del todo así, y en ciertas ocasiones dice o hace cosas que podría causarme problemas y no es lo que busco por el momento.

Al llegar a la puerta de mi habitación me encuentro con él, enseguida mis nervios y miedo se disparan, no quiero verlo, no quiero tenerlo cerca. Él es el causante de todo, me de desgracia, un criminal, en pocas palabras me violó mas de una vez.

—Jade, hermosa como siempre. —da un paso hacia mí.

—Continúa moviéndote y voy a gritar. Ahora puedo defender y herirte sin necesidad de tener miedo a un castigo. Ya no eres tan agraciado por ser un príncipe. —él sonríe y sigue caminando hacia mí—. Nolan, no voy a decirlo una vez más. No sé porque no estas en prisión, pero sigo siendo la esposa del príncipe heredero, tengo mayor rango que tú. Debes respetarme. —retrocedo.

Si salgo corriendo de ninguna manera voy a escapar, él podría alcanzarme.

Y mi fuerza de ninguna forma va a permitir que me defienda por medio de los golpes de él. Él es lobo con rango de beta, por sus venas corre la sangre del alfa, y yo una loba omega, no puedo ser más fuerte que él.

—Pero si podríamos divertirnos, no recuerdas que te hacia sentir bien. —hago una mueca, y por alguna razón, miedo seguramente, mi cuerpo empieza a temblar.

—¡Gisella! —grito, sí, le tengo miedo a este hombre—. ¡Gisella! —él se ríe nuevamente.

—Ella no va a responder, esta cómodamente dormida en tu habitación. Podríamos decir que casi disfrutó de lo mismo que tú, pero no puedo compartir la sensación. Te necesito a ti... —su comentario no solo me preocupa, si no que también me provoca arcadas.

—¿Qué le hiciste? —intento pasarlo e ingresar a mi habitación, pero es imposible, me toma de la cintura con su antebrazo, impidiéndome pasar—. ¡Suéltame! ¡Desgraciado! ¡Me das asco! —luego de unos segundos de recibir golpes míos y de mis gritos, me suelta.

—Solo logras calentarme más, princesa mía... —lo interrumpo.

—¡No soy nada tuyo! —le grito y trato de huir por el mismo pasillo que llegué.

—¿A dónde vas? —esa pregunta. Ragnar me la hizo hace unos minutos.

—No le interesa, príncipe Nolan. —camino un poco más y antes de girar al siguiente pasillo, me toma de los hombros y me estampa contra la pared—. Nolan, suéltame. Estas enfermo, créeme que, si heriste a Gisella, vas a morir.

—Si muero espero que sea de placer por ti. —lo empujo y golpeo como puedo—. Jade, ven aquí. Déjame exhausto como siempre. —me cubro la boca en un intento de revertir las arcadas.

—¡Déjame! —grito cuando me acerca a él y comienza a levantar mi vestido—. Déjame por la Diosa. Ya me hiciste suficiente daño. ¡Soy la mate de tu hermano! —las lágrimas comienzan a derramarse.

—Eso no importaba antes... —antes de que haga algo más, alguien lo jala por detrás, mientras que yo caigo al suelo.

—¿Cómo se atreve? ¡Ella es la princesa heredera! Es la esposa de su hermano. —esa voz. Mi tío. El hermano menor de mi madre. Deja a Nolan de lado, luego de haberlo golpeado lo suficiente y corre a abrazarme—. Mi niña... Preciosa. ¿Estas bien? —no respondo—. Jade, respóndeme o te juro que lo asesino sin importarme quien es. —asiento, despacio, pero lo hago.

—Gracias, tío. ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto. Él sonríe gentilmente, se agacha y pasa su brazo por debajo de mis rodillas, alzándome—. Ya no estoy pequeña, tío. Estoy casada... —a pesar de eso, me permito recostar la cabeza en su pecho.

—A pesar de lo que te acaba de pasar, aun estas interesadas por mi llegada. Y sí, su alteza, ya no esta pequeña, pero ahora mismo, yo veo a mi pequeña y única sobrina, sufriendo y necesitando alguien que la proteja. —me aprieta contra su pecho.

Me deja en el suelo, a penas llegamos a la puerta de mi habitación. Entonces recuerdo a Gisella y abro la puerta con desesperación.

Enseguida la veo tendida en la cama, inconsciente.

—¡Gisella! Respóndeme, despiértate. —reviso superficialmente su cuerpo, y siento un pequeño alivio al no reconocer ningún rastro de Nolan.

—Quizás solo esta dormida. —niego con la cabeza.

—Ese hombre estuvo aquí, no puede simplemente estar dormida. —continúo moviendo levemente a Gisella, hasta que ella comienza a moverse por cuenta propia—. ¿Estas bien? —eso lo primero que me veo obligada a preguntar.

—¡Su alteza! ¿Está bien? ¿El príncipe la tocó? —mira a mi alrededor asustada. La abrazo.

—Estoy bien, espero que tú también. Me asusté mucho. Gracias a mi tío estoy bien. —me hago a un lado y lo señalo.

Ellos se miran con un sentimiento que no comprendo. Me alejo y dejo de interponerme entre ellos. Mi tío se acerca un poco a ella y luego se arrodilla a sus pies, ella comienza a respirar más rápido y sus ojos cambian de color.

Está sucediendo. Es hermoso. Se han reconocido como mates.

—¡Mía! —gruñe él y la besa inmediatamente, y ella corresponde sin ninguna objeción.

—Son preciosos... —ambos se separan al recordar mi presencia.

Me es imposible no sentirme mal, esto tuve que haber vivido con Ragnar. Esto pude haber experimentado con él, y él mismo nos lo negó.

—Lo lamento, alteza... —dice Gisella por lo bajo, mientras se limpia disimuladamente los labios. Abraza a mi tío y se acurruca en su pecho.

—¡Gracias a la Diosa! ¡Eres hermosa y eres mía! —me llena de alegría escuchar a mi tío feliz. Se lo merece, es una gran persona.

—De acuerdo, estoy feliz por ambos. Pero tío creo que tu... —el sonido en la puerta me interrumpe. Gisella tiene la intención de levantarse, pero niego con la cabeza y la abro yo—. Ragnar...

Capítulo Anterior
Siguiente Capítulo