PRÓLOGO
Luciano Knight es el Rey de la Mafia Italiana. Nunca muestra misericordia a nadie. Es despiadado y no piensa ni un segundo antes de matar a alguien.
Analise, quien trabaja en un club y está convirtiéndose en diseñadora, nunca pensó que su vida daría un giro drástico cuando Luciano la tomara.
Llego al final de las escaleras, pero mis pies se detienen cuando veo quién está sentado frente a mí en el sofá.
—No. Esto no puede ser posible. El miedo se extiende por todo mi ser. Me ha encontrado.
El momento que más temía ha llegado, pero nunca pensé que sería tan pronto.
Luciano está sentado cómodamente en el sofá con una sonrisa siniestra en su rostro. Se puede sentir fácilmente el aura oscura a su alrededor.
La mirada de Luciano se posa en mí y luego en Alice antes de decir —Lei.
Alice lo mira horrorizada. Se adelanta y dice —Lei? Señor, si ella le ha ofendido, entonces lo siento por ella, pero por favor no la lastime.
—Ella huyó de mí a pesar de saber que me pertenece —dice Luciano levantándose.
—¿Dónde está tu anillo, tesoro? —me pregunta Luciano con calma, o debería decir que lo afirma. Sé que está todo menos calmado. Dejé el anillo en el tocador cuando escapé. Debe haberlo encontrado.
—Mi preciado tesoro. Me faltaste al respeto al huir de mí cuando nuestro matrimonio era en dos días. Pagarás por eso pronto, pero ¿qué hay de esta dama que te ayudó a esconderte? —pregunta Luciano, caminando hacia mí.
Sus dedos ásperos con un ligero toque acarician mi rostro.
Miro hacia Alice para verla temblando mientras Niccolo le apunta con una pistola en la cabeza.
Su rostro estaba sin emociones y frío, sin rastro del Niccolo que se convirtió en mi amigo.
Luciano se inclina hacia adelante y dice —Dime, tesoro, ¿qué debería hacer con ella?
—P-Por favor, no la mates. E-Ella es la única que me queda en este mundo. No la mates. Haré c-cualquier cosa, pero por favor no la mates.
Mis palabras son un lío debido a mi llanto. Sigo llorando y sosteniendo su mano con la esperanza de que no le quite la vida.
—Lasciala —dice Luciano a Niccolo y él baja la pistola. Suspiro de alivio y corro hacia Alice antes de abrazarla.
Ella me agarra fuertemente en sus brazos.
—Como puedes ver, tesoro, le he perdonado la vida, pero no tendré esta misma misericordia de nuevo. Ahora volvamos a donde perteneces.
Luciano dijo, tomando mi mano y llevándome hacia la salida. Miro hacia atrás a Alice para verla caminando hacia mí, pero Niccolo se pone frente a ella.
