



"Desde El Primer Dia"
Capitulo 8
Aunque estaba dispuesta a darle la cara él se adelanta para luego acercarse a mi oído izquierdo y decirme lo siguiente.
—Recuerda que mañana no debes mencionar el acuerdo entre nosotros ni mucho menos, si mi abuela te pregunta donde nos conocimos dirás que en un evento, si te propone una luna de miel organizada por ella, la debes rechazar ¿Entendiste? —me ordena de manera en que después se pone frente a mí—No quiero errores ¿Entendiste? —me mira tan fijamente que me pone nerviosa.
Así mismo asiento con la cabeza para luego irme corriendo con mi plato de cereal hacia mi recamara a donde llego directamente a mi balcón, dejo ese cereal sobre la mesa y solo me quedo parada cerca del barandal, ahí me quedo viendo hacia afuera y durante algunos minutos me quedo pensando en… ¿Por qué me gusta tanto si es tan frio y distante conmigo?
Él solo me ve como una empleada mientras que yo lo veo como el amor de mi vida, de verdad que soy una tonta pero que puedo hacer si mis sentimientos son más fuertes que mi cordura.
Exhalo con la cabeza agachada a la vez que niego con la cabeza.
Al día siguiente…
Mi celular timbra un par de veces, esa es la alarma me digo a mi misma quien aún estoy soñolienta, vaya creo que me estoy acostumbrando a esto, aunque para ser sincera siento que mi cuerpo ni mi mente descansa como debería, aun asì me levanto doblo la pequeña cobija la cual uso solo para cubrirme de esos mosquitos.
Como sea avanzo hacia el baño donde me doy un regaderazo.
Minutos más tarde…
Finalmente bajo a prisa y justo cuando piso el salón veo como la abuela Rubí recién llega, ella me sonríe y me da un abrazo, luego de eso me observa por un momento.
—No puedo creer que siendo tan joven y hermosa te vistas como una señora, siendo realista dudo que tú misma quieras vestirte asì
—me ve con pena.
Es verdad ni siquiera yo me quiero vestir asì es solo que me ha costado sobre salir con los gastos, mi padre de lo único que se encargaba era de mis gastos escolares de ahí en fuera desde que mi madre murió jamás se preocupó por mí, y peor aún ni siquiera me dejaba trabajar medio tiempo, siempre se escudaba con su reputación, siempre que tomaba un trabajo él me reprochaba la vergüenza que sentía al no ser como Ximena quien era una fotógrafa cotizada y yo una simple novata trabajando donde sea, además de que Carmina siempre se encargó de que me echaran por hacerme escándalos en horario laboral.
Menos mal que ya tengo veinte años, creo que a estas alturas puedo defenderme mejor, creo que soy lo suficiente madura para defender un empleo y ya no seguir en las manos de mi padre quien hasta sugirió que usara la ropa usada de mi madrastra, justificando que tenía muchos gastos para gastar en mi ropa, eso sí le compraba ropa lujosa y hasta bolsos de marca a mi hermana quien era mucho mejor que yo o al menos es lo que siempre me han hecho creer.
Como sea solo asiento con una sonrisa, de pronto la abuela voltea hacia los escalones de donde viene bajando Ryan, enseguida volteo y lo veo acomodando el nudillo de la manga, sin darme cuenta lo observo a detalle, miro su rostro, su ropa y hasta su cabello recién peinado pero eso no es lo mejor, lo mejor se hace notar cuando pasa por un lado de mí y me hace oler su fragancia la cual es muy varonil.
Cierro mis ojos instantáneamente hasta que escucho como la abuela menciona mi nombre.
—Se ven tan lindos juntos—ella no se cansa de decir lo mismo cada que nos mira, vaya si tan solo supiera que su nieto me odia aunque diga que solo no le agrado.
En fin solo sonrio ante su comentario, no obstante con eso veo como toma la mano de su nieto para luego unirla con la mía.
Es justo en ese momento cuando desvió mi mirada hacia Ryan quien aunque no muestra ninguna emoción estoy segura de que esto no le agrada ya que veo como sus labios tiemblan en forma de desagrado.
—Anden despídanse, esto va para largo —nos observa a ambos.
Ryan de su parte suelta un suspiro sutil al mismo tiempo que voltea hacia mí, con la misma seriedad solo se inclina y me da un beso fingido en la mejilla derecha.
—Vaya sí que eres igual de frio que tu padre, si sigues igual te morirás igual de amargado que él, no lo puedo creer—la abuela tuerce los ojos y se va caminando hacia la salida de la casa—Acá te espero hermosa.
Enseguida él se suelta mi mano y mete las suyas en los bolsillos de su pantal
— No olvides lo que te dije—me advierte en voz baja.
Con seriedad asiento con la cabeza y tocando los nudillos de mis manos lo veo a los ojos.
—Me voy con permiso—apresuro mis pasos hacia la salida.
Subo al coche de la señora Rubí quien está llamando por celular, al parecer ella es una mujer de negocios, además de elegante e inteligente.
Una hora más tarde…
El coche se estaciona en un restaurante, asì mismo el chofer ayuda a bajar a la señora Rubí y después a mí, asì mismo ambas entramos a ese lugar el cual es hermoso, tenía tanto tiempo sin pisar un restaurante, eso desde que tenía diecisiete años, aún recuerdo la última vez que salimos como familia es decir mi madre, mi padre y yo.
Sonrio al recordar ese hermoso momento, lástima que se terminó en cuanto mi madre falleció.
—Por favor tomen asiento enseguida les traigo el menú—menciona un mesero quien ayuda a la abuela a tomar su lugar.
—Gracias—tomo asiento en tanto miro a mí alrededor.
—Y dime ¿Cómo se conocieron Ryan y tú? —cuestiona desde donde está.
—Nos conocimos en un coctel de negocios, fue cuando mi padre le propuso ser socios desde ese momento me enamore de él.
Justo esa respuesta es tan verdadera como el amor que le tengo.
Flashback…
Recuerdo como si hubiera sido ayer, recuerdo aun su traje azul obscuro el cual queda acorde con su piel blanca y esos labios rosados y gruesos, además de su corte de cabello el cual es tan varonil.
Me acuerdo como estaba con mi madre sentada en aquella mesa y aunque era solo una niña de dieciséis años sabía que aunque no era el momento él y yo íbamos a terminar juntos, aunque eso al pasar los años se fue esfumando.
Creo que hasta mi madre se dio cuenta de lo mucho que él llamó mi atención, aunque en el fondo no le cabía la idea de que yo me fuera a enamorar tan profundamente de alguien mayor que yo. En aquel entonces en ese coctel me la pase observando su porte varonil, sus movimientos y todo lo guapo en él.