



"No Fue A Propósito"
Capitulo 7
Es ahí cuando reprimo mis sentimientos y dejo de mirar, creo que es mejor así no ver más por lo tanto me doy la vuelta y voy hacia el cuarto donde está su closet ahí debe estar la ropa que debo doblar.
Estoy a punto de entrar aunque de pronto mi celular empieza a sonar, creo que son notificaciones es mejor dejar el celular aquí es decir en la cama, así no me desconcentrare me digo a mi misma al mismo tiempo que saco mi teléfono el cual dejo sobre ese lugar. Casi al instante me doy la vuelta y avanzo hacia el closet al que entro y de igual manera está realmente equipado y hasta lujoso.
Aquí esta tan ordenado que es como si nadie viviera aquí, sin embargo eso es mentira porque él aquí es donde habita en sus ratos libres.
Suspiro y busco esos cestos de ropa la misma que empiezo a doblar y colgar, magnifico sí que tiene mucha.
Dejo de doblar esas prendas en cuanto veo como hay muchos relojes los mismos que observo, así mismo como veo las corbatas e incluso los perfumes los cuales huelen delicioso.
Aprieto mis labios y me echo un poco en mi mano izquierda, sonrio al oler ese olor estoy tan concentrada hasta que de pronto el sonido de mi celular suena un par de veces, en consecuencia se me cae el perfume de las manos haciendo que este se rompa.
¡No puede ser! ¡No puede ser! Frunzo el ceño asustada ¿Qué voy hacer? Aprieto mis labios en cuanto vuelvo a mirar ese perfume hecho pedazos en el suelo.
Sin previo aviso a lo lejos se escucha como Ryan entra a la recamara por lo tanto salgo casi de inmediato del lugar, justo saliendo veo como él voltea hacia mí y me observa por un momento para seguir hablando por teléfono.
Trago saliva al ver como él se dirige hacia el balcón, trato de calmar mi respiración y pensar en que debo hacer sin embargo mi celular vuelve a sonar por ello es que enseguida lo tomo y estoy por ver quien llama con tanta insistencia, pero es ahí cuando Ryan me quita el teléfono.
Enseguida me doy la vuelta y lo veo a los ojos, él está por decir algo, pero al contrario de eso opta por acercarse a mí y olerme
— ¿Por qué hueles tanto a mi perfume? —él levanta la mirada y me ve fijamente.
De mi parte solo trago saliva y no puedo ocultar lo tan nerviosa que estoy en ese momento, Por Dios ¿Qué voy hacer? O peor aún ¿Qué va hacer él cuando se entere que he roto su perfume?
Por unos segundos lo miro con el ceño fruncido a la vez que no dejo de jugar con mis manos, eso a él lo exaspera así que enseguida aprieta sus labios para posteriormente darse la vuelta e ir hacia su closet.
Ay no puede ser, vuelvo a tragar saliva seguidamente sigo sus pasos y cuando esta por entrar me meto por debajo de su brazo y detengo sus pasos haciendo que él se irrite más
— ¿Qué me estas ocultando? Más te vale que no sea lo que estoy pensando—me advierte —Ahora quítate que voy a pasar.
Sé que es imposible evitar que él no se dé cuenta más sin embargo no quiero ver su reacción, sigo con el ceño fruncido a la vez que niego con la cabeza.
—No lo hice con intención por favor Ryan lo siento, te juro que lo repondré —trato de explicarle.
Él sin decir palabra alguna me toma del brazo y me hace a un lado, desde donde estoy veo como él llega al lugar de los hechos asì que suspiro dándome por vencida.
— ¿Y te atreves a decir que fue sin intención? —Sonríe sarcásticamente —Este perfume era de los más preciados, eso es porque tu hermana la mujer que amo me lo regalo, ahora estoy seguro de que fue a propósito.
—Te juro que no, te juro que no lo hice con intención—me acerco y tomo su brazo.
Como respuesta recibo rechazo de su parte, es decir se aparta con brusquedad mientras que en su mirada hay enojo y frustración.
—Te ves como una buena persona pero en realidad eres de lo peor ¡Lárgate! ¡Lárgate ahora mismo de aquí! —me grita enojado.
—Ryan por favor te juro que te lo pagare, si quieres descuéntalo de mi sueldo, por favor discúlpame—le suplico.
—Si claro, me lo pagaras, aquí no importa el precio si no quien lo regalo y créeme que de ti no espero nada, asì ¿Por qué no acabas de largarte? —exhala enojado.
Con tristeza y un poco avergonzada salgo de ese lugar, bajo con rapidez las escaleras hasta llegar a la cocina en donde suspiro y me recargo en esa enorme barra, magnifico ahora soy la típica chica que envidia a su hermana, juro que no es asì aun a pesar de que siempre me han comparado con ella, aun sabiendo que siempre la eligen a ella y peor aún, sabiendo que soy inferior a ella ante los demás.
Sin darme cuenta estoy llorando y aunque no lo quiera no puedo evitar, sin querer sollozo y es ahí cuando de pronto siento una mano tocar mi espalda por lo que enseguida me doy la vuelta y es Miriam quien me ve con pena.
—Señorita Kenia ¿Qué le pasa? ¿Le puedo ayudar? —ella frunce el ceño.
Con los ojos llenos de lágrimas le sonrío sutilmente a la vez que niego con la cabeza.
—No te preocupes estoy bien, es solo que me estoy adaptando a esto—trago saliva.
—Está bien pero si necesita algo dígame con confianza—ella me regala una sonrisa de amabilidad.
—Muy bien. Pero no me hables de usted si apenas tengo veinte años. Llámame Kenia de igual forma para él solo soy una empleada más, así que no tienes que guardarme tanto respeto y aunque en realidad me tomara como esposa, solo llámame Kenia.
—Está bien Kenia.
—Por cierto, mañana iré de compras con la señora Rubí asì que llegare tarde y el sábado tengo escuela por la mañana—le comento — Y si, antes de que me preguntes estoy estudiando la escuela de adulto pero eso no es impedimento para seguir con mis labores, mañana en cuanto llegue me pongo al corriente ¿Va? —limpio mis lágrimas mientras trato de sonreír.
—No hay problema—ella sonríe—Ya es tarde me iré a dormir—ella toma un vaso de agua el cual bebe para enseguida irse.
Respecto a mí me quedo un rato más en la cocina, francamente tengo demasiada hambre por lo tanto camino hacia la alacena y saco mi cereal favorito es decir el de chocolate asì mismo voy por la leche la cual sirvo en un plato hondo.
Minutos más tarde, estoy sentada sobre la barra que hay en medio de esa enorme cocina, estoy con tal tranquilidad que solo saboreo ese plato de cereal, prosigo asì hasta que sin siquiera imaginarlo, Ryan entra a la cocina, él ni siquiera me ha visto, solo se pasa hacia el refrigerador de dónde saca una jarra de agua y cuando se da la vuelta me ve, sin dudarlo si quiera su reacción solo es fruncirme el ceño, simultáneamente me levanto y camino con ese plato de cereal en mis manos.
Lo único que quiero es no verlo porque cabe la posibilidad de que nuevamente se enoje y eso es lo que menos quiero justo ahora.
Sigo caminando pero cuando voy a cruzar a la sala, él me detiene llamándome “Oye Tú” sin siquiera voltear solo me quedo por un momento parada frunciendo el ceño en señal de preocupación.
Antes de voltear inhalo y exhalo luego de eso suspiro para darle la cara.