Queridos cielos

Kai yacía en la fría habitación del hospital, con tubos de suero enroscándose alrededor de su brazo como serpientes heladas. Las paredes blancas reflejaban una calma fluorescente, enmascarando el caos subyacente. Sus ojos se abrieron lentamente hacia las luces del techo, visión borrosa, pulso intent...

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