



CapĂtulo 3.
CapĂtulo 3.
Punto de vista de Estella.
Un fuerte aullido rompe el silencio en el bosque mientras mi cuerpo tiembla. Todo es tan espeluznante, solo estar de pie y esperar a que lleguen las bestias. Puedo escuchar sus pesados pasos golpeando el suelo a mi alrededor mientras rezo para que no me lleven, cuando lo siguiente que siento es un aliento caliente y húmedo en mi cara. «He estado esperando por ti, compañera».
Trago saliva con fuerza y siento que mi cuerpo se levanta del suelo.
—¡NO! —grito—. ¡No puedes llevarme! —Intento patear, pero él es demasiado fuerte.
—SĂ puedo, pequeña compañera, y lo harĂ©. He estado buscándote durante años y ahora serás mĂa —afirma mientras empiezo a llorar y no paro.
La bestia me baja mientras las lágrimas continĂşan corriendo por mi rostro. Me quita la venda de los ojos y me entrega mi capa, la cual envuelvo rápidamente alrededor de mĂ. Está oscuro y parpadeo para quitarme las lágrimas de los ojos mientras trato de adaptarme a mi entorno, sus manos se posan a ambos lados de mi cuerpo haciĂ©ndome tensar.
—Mi hermosa compañera —dice mientras envuelve sus brazos alrededor de mĂ, apretándome fuertemente, y estallo en lágrimas de nuevo. Lo siento inhalar profundamente contra mi cuello y tiemblo, queriendo gritar y correr, mi miedo aumenta mientras mi mente corre. «Voy a morir», pienso para mĂ misma.
Él me coloca suavemente de nuevo en el suelo y comienza a limpiar las lágrimas de mi rostro, y estoy mirando esos ojos verdes brillantes. Es hermoso. Sollozo y me aparto para revisar mi entorno una vez más, parece que estamos en la parte trasera de un coche, pero hay un divisor. Todo es de cuero negro y huele a selva tropical mezclada con madera quemada.
—¿PodrĂa traer a mi gato? —pregunto suavemente entre lágrimas, necesito al menos preguntar.
—Podemos detenernos unos minutos para recoger algunas de tus cosas y llevarlas a mi casa —dice y siento que mi estómago se revuelve con sus palabras.
Me giro y miro por la ventana mientras trato de no llorar, le digo dónde vivo y llegamos en unos minutos. Antes de que el coche se detenga, ya tengo la puerta abierta y estoy corriendo hacia mi casa, pero no puedo ni llegar a la puerta y la bestia ya me ha detenido, mi respiración se entrecorta mientras él abre la puerta para que pase.
—¡Misfit! —grito corriendo adentro. Ella viene corriendo hacia mĂ y la atrapo en mis brazos. Subo las escaleras y empiezo a meter algunos vestidos en una gran bolsa de viaje de mi armario, me doy cuenta de que sigo llorando cuando algunas lágrimas caen sobre mis manos. Tomo una respiraciĂłn profunda y agarro mis jeans, pantalones de jogging, shorts, suĂ©teres, calcetines y algunas camisetas, metiendo todo lo que puedo en las dos bolsas. Agarro mis sostenes y bragas, asĂ como mis lindos zapatos planos negros, y luego voy al baño para recoger mi maquillaje y artĂculos de tocador, llenando el Ăşltimo espacio. Me miro en el espejo y veo mis grandes trenzas desordenadas, las aparto y bajo corriendo las escaleras para terminar de recoger las cosas de Misfit.
Termino de recoger el resto de mis cosas cuando noto a la bestia jugando con Misfit y mi corazĂłn comienza a acelerarse, podrĂa matarla. Lo observo de cerca mientras mueve su juguete de plumas de un lado a otro sonriendo mientras ella lo persigue, aclaro mi garganta para llamar su atenciĂłn y me pongo nerviosa, mis ojos se dirigen al suelo.
—Ah, estoy, estoy lista, creo —tartamudeo en voz baja mientras Ă©l asiente y recoge a Misfit. Cierro la puerta detrás de nosotros y me giro para echar un Ăşltimo vistazo a mi hogar, este fue el primer lugar que pude llamar hogar que era completamente mĂo y ahora ya no lo será.
Comenzamos a conducir, miro por la ventana y empiezo a llorar de nuevo, puedo sentir los ojos de la bestia sobre mà todo el tiempo mientras trato de detener las lágrimas. De repente, me jala hacia él y estallo una vez más, lágrimas incontrolables fluyen más fuerte que antes, lo dejo sostenerme por miedo a moverme y hacerlo enojar. Supongo que me quedé dormida porque me despierto con la bestia llevándome por unas grandes escaleras de piedra. Miro a mi alrededor y noto que todo el edificio está hecho de piedra, parece un gran castillo. Misfit corre alrededor de sus pies persiguiéndonos mientras avanzamos.
Pasamos por una enorme puerta de madera y es un gran pasillo lleno de arcos y otras puertas de madera, me lleva a través de una cerca del final del pasillo y es una habitación enorme, más grande que toda mi casa. Las ventanas van del suelo al techo con largas cortinas blancas brillantes que fluyen hasta el suelo. La cama es de un color púrpura claro cubierta de almohadas de todos los tamaños, los pisos son de madera oscura y complementan perfectamente la habitación.
—¿Te gusta? —pregunta suavemente mientras un escalofrĂo recorre mi cuerpo.
—Es hermoso —respondo con dificultad, caminando hacia las enormes ventanas para mirar el hermoso bosque, es impresionante. La oscuridad cae sobre la tierra haciendo que los árboles parezcan negros, como las siluetas en una pintura, es hipnotizante mirar esa imagen perfecta, es casi demasiado hermoso para ser real.
Siento las manos de la bestia en mis caderas desde atrás, inclina su cabeza hacia mi cuello y mi cuerpo se tensa, siento miedo.
—No te harĂ© daño —susurra y los escalofrĂos comienzan de nuevo. Intento tomar una respiraciĂłn profunda mientras siento las lágrimas empezar a deslizarse por mis mejillas.
—Vamos a tomar un baño —pide y todo lo que puedo hacer es asentir lentamente.
A un lado de la habitación hay otra gran puerta por la que él pasa y yo empiezo a seguirlo. ¿Por qué todo es tan grande aqu� pienso para mà misma, ¿por qué las bestias son tan grandes? Entro al baño y me quedo sin palabras, veo una enorme bañera de cuarzo en el centro de la habitación. Todo es de azulejos negros y la ducha está sobre la bañera sin cortina, cuanto más veo, más me enamoro. Todo el lugar es tan hermoso y una extraña ola de comodidad me invade.
Escucho el agua correr y la habitaciĂłn se llena con los olores más increĂbles, me giro y veo a la bestia quitándose los pantalones. Mi mandĂbula cae, nunca habĂa visto una criatura tan hermosa antes, cada parte de su cuerpo es tan suave y firme, es precioso. Se parece a un dios, un dios fuerte, alto y hermoso.
—Veo algo que te gusta —sonrĂe con picardĂa, sacándome de mi ensimismamiento. ¡OH DIOS MĂŤO, me atrapĂł mirándolo!
Nunca me habĂa sentido tan avergonzada antes, es como si no pudiera apartar mis ojos de Ă©l. Sus mĂşsculos son tan firmes, su piel se coloca suavemente sobre su cuerpo formando una figura perfecta. Su tono de piel oliva parece besado por el sol, casi resplandeciente.
Nerviosamente, me quito los zapatos negros y dejo caer mi capa al suelo a mi alrededor. Me quedo allà solo con el pequeño vestido negro, jugando con las puntas de mis dedos.
—Nunca he estado desnuda frente a un hombre —digo mirando mis pies, sintiĂ©ndome avergonzada, y siento mis mejillas calentarse sabiendo que el color carmesĂ acaba de cruzar mi rostro. Él sonrĂe de nuevo caminando hacia mĂ, veo su gran miembro y vuelvo a mirar hacia abajo, sonrojándome más fuerte mientras siento que levanta mi barbilla para hacerme mirarlo con su dedo, enviando chispas a travĂ©s de mi piel.
—Hermosa —dice acercando mi rostro hacia Ă©l mientras me besa suavemente, se aleja suavemente sin dejar de mirarme a los ojos. Sus dedos se deslizan por mi piel bajando mis tirantes, permitiendo que mi vestido se arrugue en el suelo sobre la capa, me levanta para colocarme en la bañera sin romper el contacto visual conmigo. Todo el tiempo, las chispas fluyen a travĂ©s de mi cuerpo por su toque y se siente increĂble. ÂżCĂłmo puede este hombre, bestia, hacerme sentir asĂ cuando apenas nos hemos conocido? ÂżCĂłmo puede hacerme sentir tan increĂble y a la vez tan intimidada? pienso para mĂ misma mientras Ă©l se sube a la bañera detrás de mĂ, mi miedo ahora se desvanece con cada toque.
Me inclino hacia adelante mientras Ă©l coloca sus manos en mi espalda frotando en pequeños cĂrculos y mi cuerpo comienza a relajarse, su toque envĂa electricidad a travĂ©s de mĂ y gimo inclinándome más hacia adelante, amando cada movimiento que hace en mi piel.
—¿Cuál es tu nombre? —me pregunta mientras sus manos continúan explorando.
—Estella, ¿y el tuyo? —respondo suavemente.
—Alpha Collins —responde mientras los escalofrĂos regresan, lo pienso por un minuto.
—¿QuĂ© es un Alpha? —pregunto tratando de recordar lo que se decĂa sobre su sociedad en la escuela, solĂamos aprender historias sobre las bestias, pero la mayorĂa eran leyendas.
—Bueno, soy el lĂder de mi manada —responde con orgullo.
—Un Alpha es el lobo más fuerte de la manada, es el lĂder —dice mientras siento su pecho subir y bajar con cada respiraciĂłn.
—¿Lobo? —mis ojos se abren de par en par y mi estómago da vueltas haciéndome sentir náuseas, las bestias son lobos.
—SĂ, mi manada, somos hombres lobo, protegemos tu aldea de cosas peores. Hay muchas manadas como la mĂa, pero todas están por debajo de la nuestra. Mi manada es la más grande y fuerte, lideramos a los otros lobos y mantenemos los tratados con las otras aldeas —explica.