



5. ¡Vestidos!
¡Vestidos! Como era de esperar, la Ăşnica ropa que Sarah me habĂa conseguido eran todos vestidos. DespuĂ©s de mucho pensarlo, finalmente me decidĂ por un vestido dorado de manga larga que llegaba justo por encima de mis rodillas. Para ser honesta, el vestido era indudablemente hermoso, aunque me neguĂ© a decirlo en voz alta. Sabiendo que, desafortunadamente, esta serĂa mi vida a partir de ahora, usando vestidos y esforzándome por lucir presentable y como una verdadera 'Luna'.
Con un suspiro, abrĂ la puerta y, afortunadamente, no tuve que enfrentarme al rey alfa, ya que Ă©l ya se habĂa ido. Sarah entrĂł como si notara mi llegada y me llevĂł al comedor donde habĂa una gran cantidad de comida esperando ser devorada. Ella sacĂł una silla para que me sentara en la cabecera de la mesa y le di las gracias. La comida era demasiada y obviamente no podĂa terminarla toda.
—¿Te gustarĂa acompañarme, Sarah? —preguntĂ© amablemente.
Ella me sonriĂł pero negĂł con la cabeza de manera declinante.
—Gracias por su amabilidad, mi señora, pero debo rechazar —me dijo y asentĂ, sabiendo que no debĂa insistir.
—Muy bien —comencĂ© a comer la comida, que estaba bastante deliciosa, tomándome mi tiempo para masticar mientras trataba de evitar los eventos de hoy. Dentro de mĂ, sabĂa que tenĂa mucho que comprar, pero odiaba ir de compras; es estresante y consume mucho tiempo—. ÂżEl rey alfa ya ha desayunado? —las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas y yo misma me preguntĂ© por quĂ© hice la pregunta cuando ni siquiera estaba pensando en Ă©l.
¿Era curiosidad? ¿Quizás fue por instinto?
Ella puso una amplia sonrisa en su rostro y negĂł con la cabeza.
—El rey alfa ha rechazado la comida hasta que usted misma coma —sentà un cosquilleo en el estómago y una cálida sensación recorrió mi cuerpo. Era un pequeño pero cariñoso gesto que resultaba extraño viniendo del rey alfa.
Una vez que terminĂ© mi comida, nos dirigimos al área exterior del castillo y una limusina se detuvo frente a nosotros, quĂ© original. Un hombre vestido con un traje saliĂł del lado del conductor del vehĂculo y abriĂł la puerta con una reverencia.
—Mi señora, este es Vincent, ha sido seleccionado para ser su chofer personal —me explicĂł Sarah y asentĂ.
—Encantada de conocerte, Vince, Âżpuedo llamarte Vince, verdad? —esperaba que si proponĂa esto, Ă©l actuara menos tenso conmigo y realmente me viera como una licántropa normal, pero mi plan no funcionĂł ya que simplemente asintiĂł con la cabeza sin hablar. SuspirĂ© y entrĂ© en el vehĂculo. Estoy cien por ciento segura de que estas personas no saben lo molesto que es ser tratado como un inválido; a otras personas les puede gustar ser tratadas con superioridad, pero a mĂ no. ¡Dios! Especialmente con las reverencias, no importa cuánto proteste, no dejarán de hacerlo.
Después de que Sarah cerró la puerta, Vincent volvió al asiento del conductor.
—Vincent está a su disposiciĂłn y puede usarlo como lo considere adecuado. Pero tenga en cuenta que todos sus movimientos serán monitoreados por razones de seguridad y todos los vehĂculos tienen un dispositivo de rastreo indestructible en caso de robo, etc. —simplemente asentĂ con la cabeza. Esto simplemente significaba una cosa: No hay libertad de movimiento. No podĂa salir de este lugar sin que mis movimientos fueran rastreados de alguna manera.
Finalmente nos detuvimos en una boutique. Sin embargo, parecĂa de alta gama y cara, ya que era un edificio de tres pisos.
—No podemos comprar aquà —le dije de inmediato, recordando que mi billetera tambiĂ©n estaba en mi bolso. Estoy segura de que el dinero en mi billetera no podrĂa comprar ni una prenda de esta boutique.
Sus cejas se fruncieron en confusiĂłn.
—¿Por qué no? —me preguntó y yo miré hacia abajo, enfocándome en mis dedos.
—PerdĂ mi billetera y no tengo dinero —se riĂł de mĂ y la mirĂ©, preguntándome quĂ© demonios le parecĂa gracioso, Âżel hecho de que apestaba a pobreza?
—Lo siento, mi señora, pero nunca se suponĂa que usted pagara con su propio dinero. El rey alfa tiene todo cubierto —me informĂł, colocando una tarjeta de color dorado y platino en mi mano—. La tarjeta es ilimitada y Ă©l instruyĂł que debĂas gastar sin restricciones.
Miré la tarjeta en mi mano con enojo y un poco de vergüenza. ¿Soy algún tipo de caso de caridad para él? ¿Es por eso que me eligió?
—Me temo que no puedo aceptar esto —hice un movimiento para devolverle la tarjeta, pero ella negó con la cabeza.
—TambiĂ©n me temo decir que se me ordenĂł asegurarme de que comprara todo un guardarropa y dispositivos de comunicaciĂłn —dijo mientras Vincent abrĂa la puerta—. Además, si planeas quedarte aquĂ, necesitarás ropa —gemĂ sabiendo que lo que decĂa era cierto en todos los sentidos. No tenĂa ropa y si iba a quedarme, no es que tuviera otra opciĂłn, necesitarĂa atuendos adecuados.
—Está bien, pero yo elijo las prendas —le dije al salir del coche. Entramos en la boutique y de inmediato supe que Ăbamos a gastar una fortuna allĂ. Honestamente, no podĂa verme a mĂ misma en la ropa, zapatos o joyas ridĂculamente caras que tenĂan aquĂ. Ya estaba dudando de la elecciĂłn de la tienda, pero una mujer pelirroja vestida con un vestido bastante elegante se acercĂł a mĂ, su belleza era impresionante y no pude evitar sentirme fuera de lugar.
—Mi señora, es un gran honor tenerla aquĂ. ÂżQuĂ© puedo conseguirle? —hizo una reverencia, por suerte se escapĂł de un rodar de ojos por un segundo.
—Por favor, llámame Daphne —le urgĂ, pero ella simplemente asintiĂł y me pidiĂł que la siguiera. Ni siquiera me dejĂł responder a su pregunta antes de llevarnos a Sarah y a mĂ a la secciĂłn donde se encontraban los vestidos más caros. La etiqueta de precio era más exasperante a medida que avanzaban los vestidos.
—Estos son nuestros mejores vestidos, mi señora. Aptos para una Luna —me dijo con una sonrisa. Me movà incómodamente mientras le daba mis siguientes palabras.
—No me gustan particularmente los vestidos, pero si me lleva a la secciĂłn de monos, vaqueros y pantalones, se lo agradecerĂ© —asintiĂł rĂgidamente y me llevĂł a otra secciĂłn. PodĂa notar que estaba perpleja, ya que esperaba que una Luna estuviera interesada solo en vestidos, especialmente la elegida del Rey Alfa, pero me neguĂ© a ser un estereotipo.
Noté que Sarah nunca dejó la sección de vestidos y supe dentro de mà que probablemente estaba llenando sus manos con diferentes vestidos, pero sorprendentemente, estaba bien con eso, siempre y cuando no fuera yo quien los eligiera ni pagara con mi dinero.