



Capítulo 05
Cuarenta minutos después, Cassie vio a Joseph afuera de la Oficina de Registro de Matrimonios. Destacaba, alto y digno, vestido con una camisa blanca meticulosamente planchada y pantalones negros.
Cassie estacionó rápidamente el coche y se apresuró hacia él. —De verdad viniste.
La voz de Cassie llevaba un toque de sorpresa.
Joseph se dio la vuelta, frunciendo el ceño ante el olor a alcohol que aún emanaba de ella desde la noche anterior. —No te duchaste.
Cassie se sintió instantáneamente avergonzada. —Anoche bebí demasiado y me desmayé. Esta mañana me desperté con prisas.
Viendo la mirada cada vez más despectiva de Joseph, rápidamente juró —Hoy realmente fue un accidente. Normalmente me ducho todos los días. Soy muy limpia.
Mientras hablaba, evaluaba sus rasgos.
Anoche en el bar, solo sabía que Joseph era atractivo, pero a la luz del día, vio que no solo era guapo, con rasgos afilados y ojos claros y fríos, sino que su piel era impecable sin un solo poro.
Los murmullos de los jóvenes que pasaban flotaban en el aire.
—Es demasiado guapo.
—Esa chica tampoco está mal.
—Sus hijos definitivamente serán atractivos.
Joseph levantó una ceja y dijo directamente —No tendremos hijos. En tres años nos divorciaremos. Te daré suficiente dinero para que vivas cómodamente el resto de tu vida. Tampoco conoceré a tu familia. Piénsalo. Si no estás de acuerdo, puedes irte.
Cassie sintió un nudo en la garganta, atrapada entre la espada y la pared.
Pensó que él se había enamorado de ella a primera vista la noche anterior.
Se dijo a sí misma en silencio, 'Bueno, tres años está bien.'
Con su encanto, estaba segura de que podría hacer que Joseph se enamorara de ella en tres años.
Estaba decidida a asegurar su posición como tía política de Arthur.
—Está bien —respondió Cassie.
Fueron a completar el registro. Joseph entregó su licencia de conducir, y fue entonces que Cassie supo su verdadero nombre: Joseph Hernández.
¿No se llamaba la madre de Arthur Foster? ¿No debería su apellido ser Foster también?
Cassie estaba desconcertada y preguntó —¿Por qué tu apellido es Hernández?
Joseph, ocupado firmando, apenas levantó la vista. —Tomé el apellido de mi madre —respondió casualmente.
—Oh, ya veo —dijo Cassie, dándose cuenta de que podría haberlo confundido con otra persona, lo cual la asustó.
Se había acercado a él porque era el tío de Arthur. Estaba decidida a ser la tía de Arthur; ese era su objetivo.
Pero algo no cuadraba.
Diez minutos después, tenían sus certificados de matrimonio.
Cassie sentía una mezcla de tristeza e incredulidad.
Siempre había pensado que se casaría con Arthur, pero aquí estaba, casada con un hombre que solo había conocido una vez.
—Aquí tienes mi información de contacto. Tengo que irme ahora —dijo Joseph, escribiendo su número en un papel y preparándose para irse.
—Espera —Cassie rápidamente lo detuvo. —Ahora somos pareja, así que deberíamos vivir juntos. Incluso si nos divorciamos en tres años, aún estamos legalmente unidos.